viernes, 30 de diciembre de 2011

Una mona para la posteridad



El 29 de diciembre de este año 2011 nos ha dejado una figura emblemática del cine, posiblemente la mejor de su especie. Se trata del chimpancé Jitts, mucho más conocido por todos los espectadores del mundo como la mona Chita.

Esta memorable estrella fraguó su fama durante los años 30 en una serie de películas del personaje Tarzán (interpretado por el atleta Weissmüller)entre los que destacan «Tarzán y su compañera», «Tarzán y su hijo» y «Tarzán en Nueva York» entre otros.

Hay que señalar que en la primera película de Tarzan de Weissmuller, Tarzán de los monos (Tarzán the Ape Man, 1932), Chita es interpretada por otro chimpancé. Sería a partir del segundo filme, Tarzán y su compañera, cuando Chita sería interpretada por Jitts, debutando en el mundo del cine junto con la actriz Maureen O'Sullivan, quien interpretaría a Jane.


Sin embargo, ésta no fue su única incursión en los salones del espectáculo, además de conseguir sobrevivir a todos sus compañeros de reparto, y a grandes actores de la época como Robert Mitchum o Greta Garbo, la mona Chita apareció también en la película Dr. Doolittle, en diversos telefilmes y en spots publicitarios.

Se han realizado varias autobiografías no autorizadas sobre este personaje en las cuales se contaban sus aficiones, como la pintura rupestre y la supervisión, con el apoyo de su cuidador, Dan Westfall, de la fundación C.H.E.E.T.A, siglas de "Creative Habitats and Enrichment for Endangered and Threatened Apes" (Hábitats Originales y Mejorados para Simios Amenazados y en Peligro de Extinción), dedicada al cuidado de simios retirados que se han dedicado al negocio del espectáculo.

Jitts es un chimpancé muy "mono" de 80 años de edad, que figura en el Libro Guiness de los Récords como el simio más longevo del mundo, aunque hay muchos misterios y vacíos en su carrera simiesca. Al menos dos chimpancés llamados Cheeta han sido presentados como participantes en las películas de los años 1930, lo cual los hacía o hace superar con creces la longevidad habitual, de hasta 45 años, de los chimpancés en cautividad.

Pero lo importante aquí no es poner en duda la supuesta identidad de Jitts, sino alabar el legado que nos ha dejado tanto a nosotros como a sus compañeros animales.Me despido con los siguientes enlaces biográficos del chimpancé más profesional y gracioso del mundo entero.



Ruinas de cine

Que la piratería y los altos precios han supuesto un duro golpe para el mercado del cine no es nada nuevo. Sin embargo, uno no se da cuenta de la desoladora realidad hasta que decide entrar en una sesión de tarde y se encuentra un mar de butacas vacías, o cuando pasea por las ruidosas calles de Madrid y es testigo de esto:

             Cines Benlliure C/Alcalá 106, abrió sus puertas en 1954 para cerrar en 2007

Fue sustituido por una librería ABAC que no supo aprovechar el inmenso espacio de este edificio y se limitó a ofrecer poca variedad (encima de nivel bestseller) por lo que acabó compartiendo el mismo destino. Por lo menos los sin techo le siguen sacando un uso resguardándose en sus escaleras de mármol.

               Cine Tívoli C/ Alcalá 80, abrió sus puertas en 1930 echando cierre en 2005

De este viejo cine sólo ha quedado su fachada de estilo vanguardista, sus salas son ahora escombros sucios que dejarán paso a unos nuevos apartamentos con servicios domóticos.

              Cine Cid Campeador C/ Príncipe de Vergara 26, dejó de funcionar en 2009

La despedida de este valeroso guerrero no ha merecido la pena, ya no veremos nunca más ni su armadura ni sus fantásticas películas, las cuales solían provocar una cola que doblaba la calle entera. Se rumorea que su sustituto va a ser un triste párking.  


 Y es que me duele el alma cuando veo estas ruinas que no tan antaño fueron edificios emblemáticos, teatros imponentes que proporcionaban diversión, miedo e intriga. Estas puertas no aceptan ya ni a ningún cinéfilo, ni a ninguna persona estresada que busque una momentánea evasión en su vida. Este ritual al que antes estábamos tan acostumbrados se ha cambiado por una fría pantalla de ordenador.

Pero lo peor de todo es ver la degradación y el poco respeto con el que se están tratando a estas construcciones,  teniendo algunas de ellas realmente un valor histórico y artístico. Ver día tras día cómo se van pudriendo las paredes de estos cines en los que tan buenos momentos he pasado, es sin duda, la parte más dura. Temo que esto suponga sólo el principio, que sea un ligero avance de lo que nos espera y un buen día al despertarnos descubramos que la cartelera está en manos de Internet o de los multicines de las afueras.

Lo cierto es que hasta ahora nadie ha movido ningún dedo seriamente en defensa de este arte. Ningún empresario ha decidido arriesgarse rescatando estas maravillas, restaurar estos negocios sólo por el amor al cine.