Michael Bay deja aparte a sus monstruos metálicos de Transformers con el objetivo de recuperar a sus antiguos seguidores, esos que enloquecían con las buenas dosis de tiroteos, adrenalina y explosiones espectaculares a las que el director les tenía acostumbrados. El cineasta se traslada al Miami de los años noventa para adaptar
una historia real sobre un secuestro chapucero, maquinado por un grupo
de culturistas ambiciosos que se sienten predestinados a alcanzar el
sueño americano. El título está encabezado por un fanático Mark Whalberg
que arrastra bastantes traumas mentales y un Dwayne Johnson que más que
una roca parece una montaña, sensiblera y religiosa, eso sí.
Dolor y Dinero cuenta una historia simple sobre unas personas
simples, por no decir cortas, que lamentablemente se dejarán llevar por
sus fantasías secuestrando al cliente de un gimnasio. Bay satura el
metraje con secuencias de persecución, asesinatos fallidos, torturas
tronchantes, pesas y muchos, muchos músculos. Los secundarios de la
película, representados por Tony Shalhoub y un siempre bien recibido Ed
Harris, aportan la seriedad y la calidad del film, pues es su presencia
la que distingue esta producción de cualquier otra comedia facilona made
in hollywood.
El pero que podría encontrarse a la película del director californiano
es la exageración, el exceso constante de situaciones límite alejadas
precisamente de la realidad, las cuales ponen en duda el supuesto
mensaje satírico de la cinta, debido a su contenido chulesco y macarra. A
pesar de su falta de sutileza, la obra consigue hacer reflexionar al
espectador gracias a la voz en off del protagonista, pues es de ahí de
donde emerge indirectamente una crítica a la soberbia, la envidia y a
una competitividad malsana.
De las actuaciones del reparto es la de Dwayne Johnson la que más
sorprende, teniendo en cuenta su recorrido cinematográfico. El luchador
profesional otorga los momentos más graciosos sin lugar a dudas, dando
forma a un personaje devoto y pánfilo que termina por corromperse. Mark
Whalberg cumple correctamente con el papel de líder insatisfecho
causante de todos los problemas, mientras que Anthony Mackie, el tercer
miembro del grupo, pasa bastante inadvertido.
En cuanto a Bay, es de agradecer que se tome este parón para volver a
sus raíces y mostrar algo de personalidad, después de que los
blockbusters se hayan apoderado de toda su vena creativa. Dolor y Dinero no es La Roca , de hecho ni se le acerca, pero sí que tiene, y mucho, de Bad Boys , su primer largometraje.
El resultado final es una película entretenida, con un buen presupuesto
que se hace notar en las escenas de acción, aunque siendo Michael Bay
tal vez haya menos de las que la gente pueda esperarse, y sobre todo
accesible y fácil de seguir, aunque no haya que tomársela muy en serio.
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